12 de septiembre de 2010

Punto de ebullición: La definición

"Uno sabe cuando algo no anda bien, cuando algo está por suceder, cuando un cambio se está por aproximar. Así como cuando se va terminando el verano y las hojas van cambiando su color, y el sol calienta menos, las lloviznas se hacen más frecuentes. Son pequeñas cosas que nos dan claros indicios que algo está pasando. Bueno, malo, sorprendente, terrible, pero cambio al fin. Como cuando decimos: "Me estoy por engripar". Primero, un pequeño dolor de garganta, después sentimos el cuerpo cansado, luego levantamos temperatura hasta que ya todo nuestro cuerpo estalla en un estado gripal en el que no podemos levantarnos y vivimos con una caja de pañuelos al lado como si ella fuera nuestra gran compañera de aventuras. Y esto mismo pasa con las relaciones humanas, o con ciertas situaciones cotidianas. Aunque el ambiente esté calmo, y pareciera que no pasa nada fuera de lo común, uno al conocer al otro puede leer señales que los terceros no. Miradas, respuestas, algo imperceptible que se siente, no se ve, pero está. Es esa fricción en los tonos, el énfasis en las palabras, la elección de ellas y el momento. Una combinación tan sutil y a la vez, tan programada. Por lo tanto quedan dos opciones:

1- No decodificar el mensaje.

2- Decodificarlo y prepararse.

La primera opción nos deja en un lugar bastante cómodo, pero relajado. Como bien dice la frase, "Uno se hace el boludo".

La segunda alternativa es un poco más compleja. Si el mensaje ha sido decodificado correctamente, uno puede entrar en lo que yo llamaría Proceso de Ebullición. Empezamos a irritarnos, a pensar devoluciones, indirectas cada vez más directas, corriendo incluso el riesgo de comenzar a malinterpretar al emisor. Pero entonces, dos nuevos caminos se abren:

A- Enfrentar al que ya en este punto es nuestro adversario prácticamente.

B- Hacernos los boludos nuevamente.

Si elegimos la opción A, también seguimos teniendo más surcos. Por ejemplo, puedo elegir la manera en la que voy a encarar la situación, e incluso puedo acelerarla. ¿A qué me refiero? Imaginemos una escena en la que el interlocutor entra a su hogar recién llegado de un día con amigos, pero de muy mal humor. El segundo interlocutor quien ha detectado las señales enviadas reconoce ese estado y sabe que el estado de ebullición se está por terminar para pasar a su punto máximo: Punto de ebullición. Entonces, viendo su reacción puedo decidir dos cosas:

1- Hacerme el boludo por trigésima vez.

2- PROVOCAR

Provocar, torear, buscar que de una vez por todas, ese proceso que viene adquiriendo distintas tonalidades se termine de una buena vez. Y en consecuencia, obtendremos un resultado, pero no es esto lo que más me importa desarrollar en este momento.

Mis puntos son dos, en particular:

1- ¿Por qué es tan complicado y tan engorroso decir las cosas en su momento? Decir lo que nos molesta, enfada. Así como detectamos y entendemos esas señales, ¿por qué no resolverlo usando esa misma habilidad que tenemos para comunicarnos casi impercetiblemente con nuestro interlocutor?

2- La vida está hecha de nuestras propias elecciones. De una situación se derivan muchísimas opciones. Sólo hay que saber encontrarlas.

Abrir puertas, arriesgar, aunque incluso podamos perder. Cambiar."

Esto lo escribí hace un año atrás, refiriéndome claramente a you-know-who (los que me conocen sabrán de quién estoy hablando y para los nuevos lectores, vendrá un coming soon de you-know-who). Paradójicamente, la pelota se me dió vuelta. Finalmente, la que se encontró en ese lugar fui yo. Vivo en el punto bendito de ebullición, por no decir, por tener miedo de lastimar, de quedar como pelotuda (que a veces no me cuesta mucho trabajo). Claramente, esto me trajo muchos problemas. No sólo me enervo y me pongo del orto, sino termino rompiéndole las pelotas al que tengo al lado y me escucha. Por lo tanto, ya que tanto me la paso hablando de la comunicación, voy a empezar a comunicarme yo. Voy a hablar y que escuche el que quiera escuchar. Trataré de ser delicada, pero no quiero ni enervarme ni perder más relaciones o tener malos entendidos.

Este es mi momento.



No hay comentarios:

Publicar un comentario